Únicamente buscamos lo espiritual en nuestro interior cuando el horizonte se derrumba.
En la desorientación encontramos la causa y la solución en lo superior,
remitiéndonos nosotros mismos a ser la mera consecuencia de nuestros actos.
Salimos fuera y alabamos dioses olvidados.
¿Qué sacrificaríamos para lograr la reconstrucción de lo perdido?
El filósofo dijo:
"Éramos lobos hambrientos, pero la desgracia nos ha convertido en ovejas".
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