Belén Benito

viernes




A veces pienso lo que encontraría alguien que empezase a rascarme la piel, con ímpetu, arrancándome poco a poco la cáscara que me recubre.
En primer lugar, privándome de la envoltura pálida; 
después, la segunda capa que solo se daña con la violencia.
 Entonces, no sin horas de trabajo, llegaría a cierto punto en el cual me mostrase yo, siendo ya solo el núcleo, únicamente la matriz que ha estado recubierta durante años por la apariencia.
 Allí yacería toda la espuma del océano. Agua. El color azul del cielo, el fondo oscuro. 
Vida marina habitando en un hogar calmado, tranquilo. Yo misma. 

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