Belén Benito

domingo




Fue tan raro, no podíamos parar. Mientras el coche seguía avanzando sorteando los baches que nos hacían movernos del asiento y la lluvia amenazaba con dejarnos atrapados en aquel camino de tierra, nos resistíamos a abandonar el viaje y dar media vuelta. "Un poco más, quizá hasta la próxima hora en punto", nos convencíamos a medida que transcurría el tiempo. 

El paisaje nos absorbía, los colores me enmudecían, como si no hubiera visto nunca algo así. Y era cierto. Cuando las primeras gotas nos obligaron al fin a dar la vuelta frente a aquel caserón y salimos del coche, pensé en guardarme aquel silencio para siempre. Aquella naturaleza muda que nos mentía al sorprendernos con el ruido de los pájaros.
 Al volver al coche, bajé la ventanilla y te dije "Respira", como quien se lo dice a un niño pequeño.
Volvimos a casa mientras la lluvia y el frío se colaba en el interior del coche, pensando en cuándo sería la próxima vez, cuándo volveríamos a sentirnos así de nuevo.


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