He visto nacer el sol donde mis manos trazaban olas.
He visto morir el sol donde mis párpados apuntaban el oeste.
En un mismo día me vi crecer en dos lugares distintos:
¿Dónde se enterrarán mis piernas?
¿En el verde de aquella Tierra
o en la arena de aquel Paraíso?
Cuánto has crecido, señorita.
ResponderEliminarPara bien o para mal, era inevitable.
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