Me sorprendió el frío, la casa helada y la ropa revuelta.
Después, la anestesia provocó la nostalgia, hablar demasiado.
Horas más tarde, cuando las palabras me invadieron, seguía aturdida, sin entender el mensaje.
Entonces fue la vuelta a casa, mientras el termómetro del coche marcaba una temperatura exterior que oscilaba entre el menos uno y los cero grados. Aquel silencio fraternal que había echado de menos.
Miré por la ventanilla y vi el cielo plagado de puntos de luz que me observaban. Lo entendí al fin.
Fue como una revelación: había vuelto a casa.
"Con aquellas canciones por los campos dorados, fue en aquel agosto, para siempre a mi lado."
McEnroe
Amor de invierno.
ResponderEliminarLa nostalgia tiene velocidad luz, y pocas veces avisa.
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